martes, 31 de marzo de 2015

¿QUE PASA POLITICAMENTE EN NUESTRO PAIS?

Nuestro país se encuentra sumido en lo que podemos llamar una crisis de diferentes dimensiones, o sea una multicrisis, que abarca los ámbitos social, político y económico.
Los síntomas de esta multicrisis, conforme a encuestas realizadas por diferentes instituciones y empresas, se reflejan en el pesimismo que expresan los hondureños sobre su situación actual y la poca esperanza que tienen de que su situación vaya a mejorar en el futuro: las expresiones de frustración, decepción y enojo que expresa la mayoría de los encuestados y su preocupación por el desempleo, la delincuencia, la pobreza y los precios de los artículos básicos.
Desde el ángulo político, la poca credibilidad de los políticos tradicionales está dando lugar al surgimiento de nuevas opciones para los votantes y, por primera vez en la historia política de Honduras, la hegemonía que ha sido mantenida por los partidos tradicionales pareciera estar en peligro.
Expresiones como “los políticos solo prometen durante las campañas electorales para engatusar al pueblo, pero luego no cumplen” y el hecho que una gran mayoría de los encuestados aspire a que se produzcan cambios que enderecen el rumbo del país, son mensajes claros de la ciudadanía hacia los políticos.
En el tema económico, la mayoría de los hondureños estamos conscientes de la magnitud del problema fiscal del gobierno que se viene arrastrando desde el año 2009 y que como corolario ha generado un crecimiento insostenible de la deuda pública, y especialmente de la interna, con sus consecuencias lógicas sobre el gasto público por el fuerte crecimiento de la carga de intereses.
Para enfrentar la multicrisis es necesario que los diferentes sectores del país, como ser los políticos, empresarios, trabajadores, sociedad civil e iglesias, se unan en un gran pacto por la transformación integral que permita atender la crisis actual, lograr la reconciliación de los hondureños y redefinir el rumbo que debe tomar el país, para lograr un entorno proclive al crecimiento económico sostenido y equitativo.
Para esto es importante que fortalezcamos las instituciones, para que puedan cumplir las responsabilidades que les competen en el combate a la delincuencia, la corrupción, el clientelismo político, los abusos del poder público y se garantice el respeto a la propiedad privada.
Se necesita que en nuestro país funcione el Estado de Derecho, que la ley se aplique sin favoritismos de ninguna clase y que se castigue tanto a los infractores como a los jueces que se prestan para que se mantenga el clima de impunidad.
Para lograr ese cambio transformacional se necesita también un líder que esté dispuesto a iniciar ese proceso con una visión de largo plazo.
Los hondureños se han pronunciado en el sentido que aspiran a que el próximo presidente del país sea una persona honesta, que cumpla lo que promete; inteligente, capaz y preparado; que tenga don de mando y que no se deje manipular por los grupos fácticos y que gobierne pensando principalmente en las grandes mayorías pobres.
Todo líder político es el resultado de la interacción de una serie de variables, entre las que se pueden mencionar: l. Las características personales que lo hacen sobresalir; 2. Las circunstancias del momento, como situaciones de crisis, polarización y fractura social; 3. La proclividad al cambio, que le permita enfrentar con posibilidades de éxito las dificultades que se le puedan presentar.
En Honduras necesitamos un liderazgo innovador, es decir aquel que caracteriza a las personas que afrontan con éxito los desafíos que plantea una sociedad, como ser en nuestro caso los sucesos del año 2009 y los cambios políticos o sociales irreversibles por los que está pasando el país.
Un líder que pueda ganarse el apoyo de la ciudadanía y promover los cambios estructurales que necesita el país. Pero sobre todo, un líder que se guíe por principios éticos y morales, que crea en la libertad y en la democracia, en los derechos humanos, que predique con el ejemplo positivo y que busque el bienestar de la colectividad.
A las puertas de un nuevo proceso electoral, los ciudadanos debemos actuar pensando antes que en un determinado partido político, en lo que más conviene al país. Actuemos con responsabilidad y con carácter a la hora de depositar nuestro voto y hacia adelante, unámonos para exigir un gobierno honesto, transparente, eficiente e incluyente y no dejemos nuestro país en manos de un pequeño grupo de políticos.

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